Hora de poner las cartas sobre la mesa
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Noctis
Kirtash
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Hora de poner las cartas sobre la mesa
Shinichi había tardado en llegar más de lo que me había imaginado. Al principio, cuando le vi llegar, pensé que su cuerpo no lo había contado y que seguía moviéndose por acción de mi posesión dentro de él. Pensé que ese chico había muerto y me entristecí como no pensé que lo haría llegado el momento de deshacerme de él. Salté de la enorme piedra sobre la que contemplaba la luna y me acerqué a lo que pensaba que serían sus restos. Fue entonces cuando me di cuenta de que su espíritu, o lo que fuera que determinara la personalidad de la gente, seguía dentro, dormido. Vivo, al fin y al cabo. Suspiré de alivio y le eché mi capa por los hombros.
Mientras esperábamos la llegada de sus amigos, controlé su cuerpo y liberé sus sellos. El chico terminó de curar sus heridas sentado bajo la gran roca sobre la que yo me encontraba, como un muñeco que recarga su batería. El pelo le caía suelto por la espalda y parte de los hombros y su mirada azul estaba ausente, como si no hubiera nadie en casa. Me entristecía verle así. Sus ojos del color de la tormenta me fascinaban cuando estaban vivos.
Finalmente, llegaron. Rompieron en el claro sin fijarse en la pequeña sombra bajo la roca, su atención se desvió hacia mí y mi extravagante atuendo. Estaban todos. Kyoko, Karcyn, los tres Miyasaki, Natsuki... y el Guardián con la niña.
Antes de que ninguno pudiese abrir la boca, me adelanté.
-Adelante, adelante. Sed bienvenidos a... mi humilde refugio -Sonreí dejando ver los colmillos bajo la luz de la luna-. Habéis enviado a ese chico moribundo de avanzadilla, me alegro de que ahora seáis más y estéis en mejor condición.
Dejé que la falsa impresión acerca de dónde podría estar Shinichi surtiera efecto en ellos. Particularmente en aquella morena que tan mal me caía.
-Chicos, chicos... ¿a qué vienen esas caras tan largas? -Algunos de los que llevaban armas comenzaron a sacarlas-. ¿Es que queréis reuniros con vuestro amigo tan pronto? O mejor, ¿es que queréis... verle?
Un escalofrío colectivo recorrió a los miembros del grupo, pero hice caso omiso y chasqueé los dedos. Shinichi emergió de la sombra que proyectaba la roca y que le había mantenido oculto todo este tiempo. Sin ningún tipo de contemplaciones, sin prestar atención a los gritos de asombro o estupefacción, Shinichi desenvainó su espada rota y le dibujó su habitual filo de luz. Empuñó la espada y apuntó con ella al Guardián.
-Ven conmigo.
Y tras esas enigmáticas palabras suyas, que sólo entendería otro destinado a desempeñar una misión como la que Shinichi tenía con Hikari, permanecimos ambos a la espera de su respuesta final.
Mientras esperábamos la llegada de sus amigos, controlé su cuerpo y liberé sus sellos. El chico terminó de curar sus heridas sentado bajo la gran roca sobre la que yo me encontraba, como un muñeco que recarga su batería. El pelo le caía suelto por la espalda y parte de los hombros y su mirada azul estaba ausente, como si no hubiera nadie en casa. Me entristecía verle así. Sus ojos del color de la tormenta me fascinaban cuando estaban vivos.
Finalmente, llegaron. Rompieron en el claro sin fijarse en la pequeña sombra bajo la roca, su atención se desvió hacia mí y mi extravagante atuendo. Estaban todos. Kyoko, Karcyn, los tres Miyasaki, Natsuki... y el Guardián con la niña.
Antes de que ninguno pudiese abrir la boca, me adelanté.
-Adelante, adelante. Sed bienvenidos a... mi humilde refugio -Sonreí dejando ver los colmillos bajo la luz de la luna-. Habéis enviado a ese chico moribundo de avanzadilla, me alegro de que ahora seáis más y estéis en mejor condición.
Dejé que la falsa impresión acerca de dónde podría estar Shinichi surtiera efecto en ellos. Particularmente en aquella morena que tan mal me caía.
-Chicos, chicos... ¿a qué vienen esas caras tan largas? -Algunos de los que llevaban armas comenzaron a sacarlas-. ¿Es que queréis reuniros con vuestro amigo tan pronto? O mejor, ¿es que queréis... verle?
Un escalofrío colectivo recorrió a los miembros del grupo, pero hice caso omiso y chasqueé los dedos. Shinichi emergió de la sombra que proyectaba la roca y que le había mantenido oculto todo este tiempo. Sin ningún tipo de contemplaciones, sin prestar atención a los gritos de asombro o estupefacción, Shinichi desenvainó su espada rota y le dibujó su habitual filo de luz. Empuñó la espada y apuntó con ella al Guardián.
-Ven conmigo.
Y tras esas enigmáticas palabras suyas, que sólo entendería otro destinado a desempeñar una misión como la que Shinichi tenía con Hikari, permanecimos ambos a la espera de su respuesta final.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Vi como trancurria la escena. Fue curioso el desenlace del viaje... aunque no me impresionaba, la verdad. Al ver al chico apuntandome, no me asuste: no atacaria, y para eso no necesitaba ni la lectura de mente de Tsuki.
Cuando me dijo eso, me quede pensando. Esperaba que Tsuki me dijera algo. Pero parecia que se habia dormido... parecia. Sabía que simplemente no queria decirme nada: queria que fue y me enterara por mi mismo.
-¿Por que no?- Dije sin mostrar motivacion
Utilice mi teletransporte para ponerme al lado del chico, cargando a Tsuki aun en la espalda. No iba a atacarle, pero estaba listo para defenderme en caso de que el iniciara una ofensiba.
-¿Vamos a... "negociar"?- Dije en el mismo tono.
Precia que Tsuki tenia razon... otra vez.
Cuando me dijo eso, me quede pensando. Esperaba que Tsuki me dijera algo. Pero parecia que se habia dormido... parecia. Sabía que simplemente no queria decirme nada: queria que fue y me enterara por mi mismo.
-¿Por que no?- Dije sin mostrar motivacion
Utilice mi teletransporte para ponerme al lado del chico, cargando a Tsuki aun en la espalda. No iba a atacarle, pero estaba listo para defenderme en caso de que el iniciara una ofensiba.
-¿Vamos a... "negociar"?- Dije en el mismo tono.
Precia que Tsuki tenia razon... otra vez.
Noctis- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Esto me olía peor que mal, parecía haber entrado en un vertedero.
Shinichi no nos causaba más que problemas, y ahora el tarambanas este se hacía el importante frente a nosotros. Seguramente no se merecía ni una patada en el trasero, utilizar a otros para luchar... no se puede caer más bajo.
Por si fuera poco ahora el nuevo, como si no ocurriera nada, se ponía junto a Shinichi, ¿pretendía acaso que le rebanara la cabeza nuestro compañero por culpa de ese cobarde?
Tragué saliva en más de una ocasión, nadie me hacía caso, estaban demasiado conmocionados por las pintillas que se gastaba aquel que hacía parecerse al malo malísimo de las películas Disney.
No quería decir nada, podía meterme en problemas, pero al ver que el chico nuevo no reaccionaba y seguía allí como si nada tuve que saltar.
-¿Has perdido el juicio?¿No ves que en un movimiento puede desplazar tu cabeza de su sitio? No se Tsuki, pero llego a ser ella y te hubiera abandonado hace ya un buen tiempo. Menuda protección...
Y tú... Shinichi... te veía con algo más de personalidad, y sin embargo, aquí te ves, manipulado por un hortera que no se atreve a luchar por sí mismo.
Quizás me había pasado, pero una vez que me había quitado mis ataduras con la presión que ejercía la sobriedad de Shinichi sobre mí, había perdido el miedo a todo, aunque el tener a Shinichi así no nos convenía para nada.
Shinichi no nos causaba más que problemas, y ahora el tarambanas este se hacía el importante frente a nosotros. Seguramente no se merecía ni una patada en el trasero, utilizar a otros para luchar... no se puede caer más bajo.
Por si fuera poco ahora el nuevo, como si no ocurriera nada, se ponía junto a Shinichi, ¿pretendía acaso que le rebanara la cabeza nuestro compañero por culpa de ese cobarde?
Tragué saliva en más de una ocasión, nadie me hacía caso, estaban demasiado conmocionados por las pintillas que se gastaba aquel que hacía parecerse al malo malísimo de las películas Disney.
No quería decir nada, podía meterme en problemas, pero al ver que el chico nuevo no reaccionaba y seguía allí como si nada tuve que saltar.
-¿Has perdido el juicio?¿No ves que en un movimiento puede desplazar tu cabeza de su sitio? No se Tsuki, pero llego a ser ella y te hubiera abandonado hace ya un buen tiempo. Menuda protección...
Y tú... Shinichi... te veía con algo más de personalidad, y sin embargo, aquí te ves, manipulado por un hortera que no se atreve a luchar por sí mismo.
Quizás me había pasado, pero una vez que me había quitado mis ataduras con la presión que ejercía la sobriedad de Shinichi sobre mí, había perdido el miedo a todo, aunque el tener a Shinichi así no nos convenía para nada.
Reika- Estudiante de Tercero
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 26/03/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Shinichi no respondió, no le dedicó ni una mirada al chico que acababa de aparecer a su lado, ni una mirada a la chica que gritaba al otro lado. Sólo yo sabía que tenía la mirada perdida, sin enfocar en ningún punto en concreto hasta que recibiese una nueva orden, una nueva misión que acometer para mí. La oscuridad estaba de nuestra parte... Pero ahora tenía que traerme al Guardián.
Shinichi ladeó la cabeza y miró a la niña que Yoru cargaba en su espalda. Los guantes del chico protestaron cuando éste afianzó su agarre, dejando firmes sus intenciones de protegerla costase lo que costase. Shinichi aprovechó eso.
-Hagamos un trato -La cadencia de su voz era monótona, como un eco en una concha vacía, demasiado repetitiva y artificial. Aun así conservaba la impronta prepotente de su dueño-. No aquí. Demasiada gente.
Movió la espada en dirección a sus amigos.
-Díspersalos tú... o lo haré yo.
Shinichi ladeó la cabeza y miró a la niña que Yoru cargaba en su espalda. Los guantes del chico protestaron cuando éste afianzó su agarre, dejando firmes sus intenciones de protegerla costase lo que costase. Shinichi aprovechó eso.
-Hagamos un trato -La cadencia de su voz era monótona, como un eco en una concha vacía, demasiado repetitiva y artificial. Aun así conservaba la impronta prepotente de su dueño-. No aquí. Demasiada gente.
Movió la espada en dirección a sus amigos.
-Díspersalos tú... o lo haré yo.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
No hice caso alguno a la chica. Mantuve la mirada sobre el chico, atento a cualquier movimiento raro que hiciera. Tsuki seguia haciendose la dormida, por lo que no intentaria atacarme. Mire al otro individuo para analizarlo.
-¿Acaso tienes miedo de los chicos? Yo no les conozco, asi que tampoco creo que sea tan molesta su presencia.
Cuando me di cuenta, Tsuki se bajo de mi espalda y miro al grupo con una sonrisa.
-Por favor, les pediria que por favor se intentaran alejarse del lugar. No queremos que sean heridos por las negociaciones- Dijo amablemente... y con una banderita blanca en la mano.
-¿De donde sacaste eso?- Pregunte dejarme llevar por lo absurdo.
Volvi a mirar al chico. Tenia que estar alerta de todo.
-¿Acaso tienes miedo de los chicos? Yo no les conozco, asi que tampoco creo que sea tan molesta su presencia.
Cuando me di cuenta, Tsuki se bajo de mi espalda y miro al grupo con una sonrisa.
-Por favor, les pediria que por favor se intentaran alejarse del lugar. No queremos que sean heridos por las negociaciones- Dijo amablemente... y con una banderita blanca en la mano.
-¿De donde sacaste eso?- Pregunte dejarme llevar por lo absurdo.
Volvi a mirar al chico. Tenia que estar alerta de todo.
Noctis- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Todas las cosas que sucedieron y están sucediendo hoy, fueron y son inesperadas, un momento estás solo investigando, después conoces a un extraño con una niña, también extraña, de repente te ves rodeado por las llamas, luego ves a uno de tus compañeros mal herido y de seguido conoces al culpable de todo eso. Todo se me hacía extraño, simplemente había venido para saber sobre mi pasado, de aquello que no recuerdo, y terminé en esto, debía ser mi mala suerte, aun así, muy en el fondo....sabía que no eran cosas de suerte, simplemente el destino y que yo formaba parte de esto dese hacía mucho tiempo....
Había decidido a no intervenir en alguna discución, tratar de no ser el centro de atención, pero sentía un impulso fuerte de hacer lo contrario, me molestaba lo que veía, la actitud de aquel chico llamado Shinichi, como nos ignoraba cuando sus compañeros, y hasta yo, no preocupamos por él, por un momento me desconocía ¿o me conocía?.
Pero cuando la niña pidió que nos alejaramos, fue la gota que derramó el vaso.
- Siento no poder aceptar esa petición - comencé adelantandome al grupo, saliendo de mi escondite personal, mirando a la niña y a los tres, respectivamente - No cuando tenemos al culpable frente a nosotros, cualquier cosa que tengan que hacer o hablar, también nos concierne - dije con voz firme.
Había decidido a no intervenir en alguna discución, tratar de no ser el centro de atención, pero sentía un impulso fuerte de hacer lo contrario, me molestaba lo que veía, la actitud de aquel chico llamado Shinichi, como nos ignoraba cuando sus compañeros, y hasta yo, no preocupamos por él, por un momento me desconocía ¿o me conocía?.
Pero cuando la niña pidió que nos alejaramos, fue la gota que derramó el vaso.
- Siento no poder aceptar esa petición - comencé adelantandome al grupo, saliendo de mi escondite personal, mirando a la niña y a los tres, respectivamente - No cuando tenemos al culpable frente a nosotros, cualquier cosa que tengan que hacer o hablar, también nos concierne - dije con voz firme.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Shinichi desvío la vista de la niña, la volvió hasta el Guardián y apretó la empuñadura de su espada. Echó a andar con pasos largos, rápidos y firmes en la dirección en la que se encontraba. Casí oyó gruñir al chico.
El joven apartó a la niña con su simple caminar y llegó hasta su objetivo: la chica morena de sus recuerdos en el instituto, la misma que no parecía recordarle. Sería perfecta para empezar.
La alzó con la mano que tenía libre hasta que quedó a la altura de sus ojos del color de la tormenta. Vacíos le daban un aspecto cansado, tétrico y extraño. Por suerte, la oscuridad contribuía a su camuflaje. Sin más, fijó la vista en el lugar aproximado en el que las arterias del cuello de la chica latían ajenas a sus intenciones. Levantó la espada y...
El joven apartó a la niña con su simple caminar y llegó hasta su objetivo: la chica morena de sus recuerdos en el instituto, la misma que no parecía recordarle. Sería perfecta para empezar.
La alzó con la mano que tenía libre hasta que quedó a la altura de sus ojos del color de la tormenta. Vacíos le daban un aspecto cansado, tétrico y extraño. Por suerte, la oscuridad contribuía a su camuflaje. Sin más, fijó la vista en el lugar aproximado en el que las arterias del cuello de la chica latían ajenas a sus intenciones. Levantó la espada y...
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Estaba loco este hombre, no podía razonar ni por un breve instante.
Cuando vi cuando cogía a nuestra compañera y alzaba la espada, sin pensármelo dos veces, con todas mis fuerzas, le hice un placaje para que perdiera el equilibrio.
Caí al suelo aturdida por el impacto pero rápidamente me incorporé, y recordando todo aquello que me enseñaron de pequeña me coloqué en posición de ataque.
-¿Quieres jugar amigo? Pues juguemos. Solo espero que cuando el hortera salido de Disney muerda el polvo, vuelvas a ser el mismo arrogante, egocéntrico, prepotente... bueno, mejor... que guardes esa espada y la utilices contra tus verdaderos enemigos no contra tus amigos.
Un momento que había esperado tanto, por fin llegaba. Iba a poder desquitarme con Shinichi.
Cuando vi cuando cogía a nuestra compañera y alzaba la espada, sin pensármelo dos veces, con todas mis fuerzas, le hice un placaje para que perdiera el equilibrio.
Caí al suelo aturdida por el impacto pero rápidamente me incorporé, y recordando todo aquello que me enseñaron de pequeña me coloqué en posición de ataque.
-¿Quieres jugar amigo? Pues juguemos. Solo espero que cuando el hortera salido de Disney muerda el polvo, vuelvas a ser el mismo arrogante, egocéntrico, prepotente... bueno, mejor... que guardes esa espada y la utilices contra tus verdaderos enemigos no contra tus amigos.
Un momento que había esperado tanto, por fin llegaba. Iba a poder desquitarme con Shinichi.
Reika- Estudiante de Tercero
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 26/03/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
La pequeña pelirroja acababa de derribar a Shinichi. La luz del filo de su espada, lejos ahora de su dueño, desaparecía progresivamente. Irritado por su aparición, envié una nueva orden a mi pequeño. Si esa estúpida quería ser la primera... que así fuera.
Shinichi se levantó del suelo como impulsado por un resorte. Analizó la posición de su enemiga, la leve oscilación de su cuerpo y el lugar en el que colocaba sus brazos y piernas. Estaba preparada para el ataque.
La chica se lanzó en su ofensiva, pero Shinichi detuvo su golpe con ambos brazos. Sin pestañear, sin dejar que transcurriese un segundo, aprovechó la cercanía de sus cuerpos y la arrastró hasta el suelo, inmovilizándola desde arriba con un pie. Kyoko agarró la capa del chico y Cyhril lamentó en ese momento no haberle ordenado que se la quitara antes de iniciar la pelea. Seguro que a su joven marioneta se le habría ocurrido. De tener voluntad, claro...
Kyoko tiró con fuerza y la capa se soltó sobre ella, pero Shinichi se dobló ante el tirón y sus rodillas fueron a dar con el suelo. Gruñó sobre el rostro de la chica, aprisionándola entre sus piernas y buscando sus brazos. Las manos del chico aferraron a Kyoko a la altura de sus codos, la parte baja de su cuerpo hacía presión para que no escapase y el chico respiraba sobre su cara acompasadamente, con su melena azabache ocultándo sus expresiones a los demás.
Su próximo movimiento sería romperle los brazos.
Shinichi se levantó del suelo como impulsado por un resorte. Analizó la posición de su enemiga, la leve oscilación de su cuerpo y el lugar en el que colocaba sus brazos y piernas. Estaba preparada para el ataque.
La chica se lanzó en su ofensiva, pero Shinichi detuvo su golpe con ambos brazos. Sin pestañear, sin dejar que transcurriese un segundo, aprovechó la cercanía de sus cuerpos y la arrastró hasta el suelo, inmovilizándola desde arriba con un pie. Kyoko agarró la capa del chico y Cyhril lamentó en ese momento no haberle ordenado que se la quitara antes de iniciar la pelea. Seguro que a su joven marioneta se le habría ocurrido. De tener voluntad, claro...
Kyoko tiró con fuerza y la capa se soltó sobre ella, pero Shinichi se dobló ante el tirón y sus rodillas fueron a dar con el suelo. Gruñó sobre el rostro de la chica, aprisionándola entre sus piernas y buscando sus brazos. Las manos del chico aferraron a Kyoko a la altura de sus codos, la parte baja de su cuerpo hacía presión para que no escapase y el chico respiraba sobre su cara acompasadamente, con su melena azabache ocultándo sus expresiones a los demás.
Su próximo movimiento sería romperle los brazos.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Esto no iba bien que rayos se le pasaba por la cabeza a shinichi no lo reconicia por nada en absoluto vi como kyoko se le lanzo y comenzo a pelear con ella y esto no iba para nada bien, acaso queria matarla!?
-Shinichi que rayos haces! - grite molesta pero no vi respuesta
Tanto kotaro como ikuto permanecian observando igual de sorprendido molestos la verdad lo unico que les impedia atacar era el hecho de que no sabian del todo si ese era o no shinichi
-Que hacemos... - me vio ikuto
No sabia si actuar o no pero cuando menos me di cuenta uno de ellos actuo
-Shinichi que rayos haces! - grite molesta pero no vi respuesta
Tanto kotaro como ikuto permanecian observando igual de sorprendido molestos la verdad lo unico que les impedia atacar era el hecho de que no sabian del todo si ese era o no shinichi
-Que hacemos... - me vio ikuto
No sabia si actuar o no pero cuando menos me di cuenta uno de ellos actuo
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Habia sido un idiota. Podria haber parado el golpe como habia dicho Tsuki podria haber acabado con el combate. Ahora esa chica estaba en peligro... pero mi prioridad era Hikari. Y si queria llegar hasta ella, la "marioneta" no me serviria.
-Escondete: yo me encargo de esto...
-De acuerdo- Respondio Tsuki.
Mire a mi objetivo.
El vampiro parecía entretenido con la actuacción. Esto seria para el su circo romano propio. Pero esto acabaria rapido: solo habia que matar al senador.
-¿No me querias a mi?- Dije a su espalda, a pocos metros de él.
Podria haberlo matado en ese mismo momento, pero necesitaba la informacion.
-Si quieres negociar, deja a los chicos en paz... y a la marioneta. Estoy dispuesto a escuchar tu oferta, pero no quiero muertes innecesarias- No apartaba la mirada de él.
Todo estaba saliendo bien... hasta que vi lo que mas temia...
La niña puso la mano sobre la nuca del chico.
-Estas haciendo daño a tu amiga- Dijo con una voz apagada.
Lentamente se arrodillo y se acerco al oido. ¿Estaba loca esa niña? No podia perderla. Ella...
-¿No quieres recuperarla? Ella tambien te echa de menos-Susurro, de forma que solo ella, Shinichi y Kyoko lo escucharan.
Esto era el fin. Si el chico la atacaba, podia salvarla si me teletransportaba ahora. Pero entonces Cyrhil estaria mas alerta y no tendria otra oportunidad de emboscarle.
Mi pasado o mi futuro... Tsuki o Hikari... tenia que decidir. Y el tiempo se acababa.
-Escondete: yo me encargo de esto...
-De acuerdo- Respondio Tsuki.
Mire a mi objetivo.
El vampiro parecía entretenido con la actuacción. Esto seria para el su circo romano propio. Pero esto acabaria rapido: solo habia que matar al senador.
-¿No me querias a mi?- Dije a su espalda, a pocos metros de él.
Podria haberlo matado en ese mismo momento, pero necesitaba la informacion.
-Si quieres negociar, deja a los chicos en paz... y a la marioneta. Estoy dispuesto a escuchar tu oferta, pero no quiero muertes innecesarias- No apartaba la mirada de él.
Todo estaba saliendo bien... hasta que vi lo que mas temia...
La niña puso la mano sobre la nuca del chico.
-Estas haciendo daño a tu amiga- Dijo con una voz apagada.
Lentamente se arrodillo y se acerco al oido. ¿Estaba loca esa niña? No podia perderla. Ella...
-¿No quieres recuperarla? Ella tambien te echa de menos-Susurro, de forma que solo ella, Shinichi y Kyoko lo escucharan.
Esto era el fin. Si el chico la atacaba, podia salvarla si me teletransportaba ahora. Pero entonces Cyrhil estaria mas alerta y no tendria otra oportunidad de emboscarle.
Mi pasado o mi futuro... Tsuki o Hikari... tenia que decidir. Y el tiempo se acababa.
Noctis- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Cyhril se dio la vuelta lentamente, su aspecto escarlata y su palidez extrema se acentuaban con la tenue luz blanquecina que bañaba el claro. Su calzado de otra época susurró suavemente cuando se adelantó un paso hacia Yoru.
-Error tras error, tras error y nunca aprendeis. Los Guardianes, los Elegidos, los Protectores... sólo sois un puñado de perros custodios que obedecen ciegamente. Una orden de esclavos atados, un ejército de cuerpos entrenados sin un ápice de voluntad -Chasqueó la lengua e hizo una mueca- No... no eres mejor que mi marioneta.
En el claro, Shinichi dejó caer su peso sobre el regazo de Kyoko, como si de repente hubiera olvidado su propósito. Alzó la cabeza y buscó con la mirada a la niña arrodillada junto a él. Su boca se curvó en una sonrisa horrible, sus ojos cubiertos por finas hebras de pelo negro. Su voz, deformada, rasgó el aire como si fuese una radio por la que un interlocutor lejano hablaba.
-Solo soy una marioneta.
Y en ese momento, Cyhril emitió su sentencia frente al Guardián.
-No importa cuánto entrenamiento hayas recibido, ni cuánto hayas experimentado o vivido, porque yo habré superado por mucho esa miserable cifra que cuentas en años. Pero seré bueno... porque al fin y al cabo sólo eres un niño. Así que mide fuerzas con alguien de tu pequeño tamaño. Date prisa...
Y con una suave risa que no presagiaba nada bueno, volvió a comunicarse con Shinichi.
-Error tras error, tras error y nunca aprendeis. Los Guardianes, los Elegidos, los Protectores... sólo sois un puñado de perros custodios que obedecen ciegamente. Una orden de esclavos atados, un ejército de cuerpos entrenados sin un ápice de voluntad -Chasqueó la lengua e hizo una mueca- No... no eres mejor que mi marioneta.
En el claro, Shinichi dejó caer su peso sobre el regazo de Kyoko, como si de repente hubiera olvidado su propósito. Alzó la cabeza y buscó con la mirada a la niña arrodillada junto a él. Su boca se curvó en una sonrisa horrible, sus ojos cubiertos por finas hebras de pelo negro. Su voz, deformada, rasgó el aire como si fuese una radio por la que un interlocutor lejano hablaba.
-Solo soy una marioneta.
Y en ese momento, Cyhril emitió su sentencia frente al Guardián.
-No importa cuánto entrenamiento hayas recibido, ni cuánto hayas experimentado o vivido, porque yo habré superado por mucho esa miserable cifra que cuentas en años. Pero seré bueno... porque al fin y al cabo sólo eres un niño. Así que mide fuerzas con alguien de tu pequeño tamaño. Date prisa...
Y con una suave risa que no presagiaba nada bueno, volvió a comunicarse con Shinichi.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Viendo como Shinichi caía sobre mi regazo se me encogió el corazón. Por mucho que le quisiera echar en cara, estaba segura de que él no deseaba eso.
Se estaba poniendo en peligro mucha gente y, para ser sincera, había sido culpa mía, por enzarzarme en aquella estúpida pelea con Shinichi.
No le quería hacer ningún mal pero tampoco quería que ese mamonazo que le dominaba le utilizara de esa manera. Eso era un golpe muy duro para Shinichi, sobretodo para su orgullo.
Miré a aquel personaje con desprecio.
-Maldito bastardo, ojalá te pudras en el infierno. Nos has llevado a un extremo que ninguno queríamos y todo ¿por que? Porque no tienes lo que hay que tener para luchar tu solo. Oh que orgulloso debes sentirte. ¿Y ahora? Intentando amenazar al pobre Yoru... tsk... si de verdad quisieras acabar con nosotros hubieras cogido un arma y nos hubieras apuntalado a todos.
Me levanté del suelo dejando a Shinichi junto a Tsuki, estaba segura deque no la dañaría, Sinichi no era así y por muchos hombres que salieran de los cuentos, eso no cambiaría.
Se estaba poniendo en peligro mucha gente y, para ser sincera, había sido culpa mía, por enzarzarme en aquella estúpida pelea con Shinichi.
No le quería hacer ningún mal pero tampoco quería que ese mamonazo que le dominaba le utilizara de esa manera. Eso era un golpe muy duro para Shinichi, sobretodo para su orgullo.
Miré a aquel personaje con desprecio.
-Maldito bastardo, ojalá te pudras en el infierno. Nos has llevado a un extremo que ninguno queríamos y todo ¿por que? Porque no tienes lo que hay que tener para luchar tu solo. Oh que orgulloso debes sentirte. ¿Y ahora? Intentando amenazar al pobre Yoru... tsk... si de verdad quisieras acabar con nosotros hubieras cogido un arma y nos hubieras apuntalado a todos.
Me levanté del suelo dejando a Shinichi junto a Tsuki, estaba segura deque no la dañaría, Sinichi no era así y por muchos hombres que salieran de los cuentos, eso no cambiaría.
Reika- Estudiante de Tercero
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 26/03/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Mire con ira al maldito idiota. El no sabia nada. Podria haberle matado en ese momento. Tsuki... idiota. Por otra parte, parecia ser que la charla con el vampiro habia "desactivado" al chico, momento que la chica uso para escapar y darme más tiempo para llegar a por Tsuki.
-Tu no sabes nada de mi. Yo no soy un perro como el resto... Yo no obedezco ordenes.
Me teletransporte lo más rapido que pude hasta donde estaba Tsuki. La levante tirando de su brazo y la puse detras de mi. Empece a retroceder para que hubiera una distancia prudente entre el chico y Tsuki.
-Idiota... ¿Que pensabas hacer? Podria haberte hecho daño
Ella no me contesto. Simplemente se dedico a reirse. No podia desconcentrarme. Mire al chico, esperando a que siguiera alguna orden. Si pasaba algo, Tsuki sabria como salir de escena.
Yo no era el perro de nadie...
-Tu no sabes nada de mi. Yo no soy un perro como el resto... Yo no obedezco ordenes.
Me teletransporte lo más rapido que pude hasta donde estaba Tsuki. La levante tirando de su brazo y la puse detras de mi. Empece a retroceder para que hubiera una distancia prudente entre el chico y Tsuki.
-Idiota... ¿Que pensabas hacer? Podria haberte hecho daño
Ella no me contesto. Simplemente se dedico a reirse. No podia desconcentrarme. Mire al chico, esperando a que siguiera alguna orden. Si pasaba algo, Tsuki sabria como salir de escena.
Yo no era el perro de nadie...
Noctis- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Shinichi se levantó del suelo presentando un aspecto lamentable, con la ropa medio quemada y sucio de tierra y humo en brazos, piernas y rostro. No parecía importarle, nada parecía importarle. Fue a recoger su espada sin filo a unos metros de donde habían estado tirados momentos atrás y la guardó en su vaina. Se movía lento, sin fuerza. Los sellos no estaban pintados sobre su mejilla, su cuerpo no daba más de sí. Había sobrevivido a una explosión, cruzado el bosque en busca del vampiro, encarado a un grupo de personas armadas, intentado matar a dos y peleado con una. El cuerpo de Shinichi necesitaba dormir y curar. La explosión de la posada había sido brutal y él había estado a menos de un metro del origen. Sin embargo, Cyhril lo forzó a continuar.
-Hagamos el trato. Ven con nosotros.
Se quedó de pie, esperando una respuesta para marcharse.
-Hagamos el trato. Ven con nosotros.
Se quedó de pie, esperando una respuesta para marcharse.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Mira los lamentables movimientos del chico. Me daba pena su estado. Eso era verdadera tortura. Pero hasta que no acabara el seguia siendo su enemigo.
Aun asi, las palabras del chico, aunque tentadoras, eran un peligro tanto para mi como para Tsuki. Pero era la unica forma de llegar sin mas peleas.
-Llevanos donde este... Y acabemos con esto.
Aunque estubiera detras de mi, rodee a Tsuki como su la abrazara. Lo que habia hecho me habria horrorizado si hubiera ido a peor. No podia perderla. Era lo unico que me quedaba...
Cualquier persona hubiera pedido que prometieran que no le harian daño ni a ella ni al grupo... pero sabia a lo que me enfrentaban: me engañarian.
Aprete el puño con fuerza. Debia llegar hasta ella y proteger a Tsuki... a cualqueir precio.
Aun asi, las palabras del chico, aunque tentadoras, eran un peligro tanto para mi como para Tsuki. Pero era la unica forma de llegar sin mas peleas.
-Llevanos donde este... Y acabemos con esto.
Aunque estubiera detras de mi, rodee a Tsuki como su la abrazara. Lo que habia hecho me habria horrorizado si hubiera ido a peor. No podia perderla. Era lo unico que me quedaba...
Cualquier persona hubiera pedido que prometieran que no le harian daño ni a ella ni al grupo... pero sabia a lo que me enfrentaban: me engañarian.
Aprete el puño con fuerza. Debia llegar hasta ella y proteger a Tsuki... a cualqueir precio.
Noctis- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/05/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Unas gotas de sudor recorrían mi rostro, sentí miedo por más que en mi mente una voz me decía que no debía temer del chico de cabellos largos, me incomodaba esa seguridad, como si todo estuviera bien, y... de alguna forma confiaba en Shinishi inconscientemente, aun en el momento de peligro proveniente de él, sentía que no me lastimaría.
Me incomodaba esa sensación, así que simplemente retrocedí automaticamente hacia el resto del grupo a una distancia prudencial, luego de que la pelinaranja interfiriera en lo que sea que aquel joven me iba a hacer. Y solo miraba lo que sucedía frente a mí, sin querer participar.
Me incomodaba esa sensación, así que simplemente retrocedí automaticamente hacia el resto del grupo a una distancia prudencial, luego de que la pelinaranja interfiriera en lo que sea que aquel joven me iba a hacer. Y solo miraba lo que sucedía frente a mí, sin querer participar.
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
La gente se encontraba demasiado tensa, y eso que no se habían puesto cara a cara frente a Shinichi como yo. Ese idiota se deja dominar por cualquiera. Afortunadamente tiene a Natsu, si llegara a ser gay... ya sabría quien es el uke.
Yoru seguía petrificado cual estatua, ese hombre realmente le tenía a su merced. Si yo hubiera sido Yoru aprovecharía para demostrar cuan fuerte es, si no lo hacía seguramente era porque era tan enclenque como el hortera ese.
-Si yo fuera más fuerte no estaríamos en esta situación tan absurda- dije dudando que alguien me escuchara.
Los demás miraban atentos, pero, exceptuando Karcyn, nadie había movido un dedo. De quien más me sorprendió ese modo de actuar fue de Natsu. ¿Que la ocurría? ¿Acaso Shinichi le había contagiado su pasividad hacia cualquier tema? Ojalá no fuera eso, porque sería una gran desgracia
Yoru seguía petrificado cual estatua, ese hombre realmente le tenía a su merced. Si yo hubiera sido Yoru aprovecharía para demostrar cuan fuerte es, si no lo hacía seguramente era porque era tan enclenque como el hortera ese.
-Si yo fuera más fuerte no estaríamos en esta situación tan absurda- dije dudando que alguien me escuchara.
Los demás miraban atentos, pero, exceptuando Karcyn, nadie había movido un dedo. De quien más me sorprendió ese modo de actuar fue de Natsu. ¿Que la ocurría? ¿Acaso Shinichi le había contagiado su pasividad hacia cualquier tema? Ojalá no fuera eso, porque sería una gran desgracia
Reika- Estudiante de Tercero
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 26/03/2010
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Todo aquello me había desbordado un poco durante un momento... pero solo un momento. Las cosas empezaban a írsenos de las manos y no estaba dispuesta a dejar que aquel idiota repipi disfrazado de época se saliese con la suya. Ni mucho menos. Daba igual que Shinichi pareciese haber cambiado de bando, todo aquello me tocaba mucho las narices. Sobretodo, porque sabía que no me estaba enterando de todo lo que ocurría.
Desenfundando los sais, di un paso al frente. Era el momento de entrar en acción.
-No sé que líos se traen entre esos tres y creo que tampoco me importan-dije, mirando a mis amigos-, pero no voy a dejar que las cosas se queden asi. No me creo que Shinichi sea el malo de la película desde el principio, no voy a aceptar que Yoru se vaya con ellos tan campante y, ante todo, no permitiré que ese pedorro disfrazado de chulo victoriano se salga con la suya. Yo voy tras ellos, ¿alguien viene conmigo?
Desenfundando los sais, di un paso al frente. Era el momento de entrar en acción.
-No sé que líos se traen entre esos tres y creo que tampoco me importan-dije, mirando a mis amigos-, pero no voy a dejar que las cosas se queden asi. No me creo que Shinichi sea el malo de la película desde el principio, no voy a aceptar que Yoru se vaya con ellos tan campante y, ante todo, no permitiré que ese pedorro disfrazado de chulo victoriano se salga con la suya. Yo voy tras ellos, ¿alguien viene conmigo?
Re: Hora de poner las cartas sobre la mesa
Escuchar la vox de Natsu, y diciendo esas palabras, había sido lo más agradable que había sentido en mucho tiempo. Me alegraba comprobar que a ella no la habíamos perdido
Inmediatamente me coloqué a su lado, apreté mis guantes, y con un suspiro de alivio demostré que estaba preparada para cualquier cosa.
-Creo que no hace falta que te diga que yo me uno, y con los ojos cerrados si hace falta. Ya era hora que alguno demostrara que tiene sangre en las venas.
Por fin mis manos y mi ropa se iban a llenar de sangre tras un largo tiempo.
Avancé por delante de las narices del hortera, provocandole, quería que me siguiera. Aquel lugar no era bueno para una pelea, ya lo había comprobado con Shinichi. Natsu iba a mi lado, con los sais en las manos, sin vacilar ni un momento.
Esperaba que todos nuestros compañeros se unieran a la batalla.
Seguro que alguno de ellos, daba igual si fuera el cobarde, Yoru o Shinichi, sabía un lugar adecuado para la lucha.
Me dirigí al desconocido.
-Fijate si soy gentil que te dejo elegir el lugar en el que morderás el polvo.
[Continúa en Palacio de la Dama del Limbo "Torrente de Sangre"]
Inmediatamente me coloqué a su lado, apreté mis guantes, y con un suspiro de alivio demostré que estaba preparada para cualquier cosa.
-Creo que no hace falta que te diga que yo me uno, y con los ojos cerrados si hace falta. Ya era hora que alguno demostrara que tiene sangre en las venas.
Por fin mis manos y mi ropa se iban a llenar de sangre tras un largo tiempo.
Avancé por delante de las narices del hortera, provocandole, quería que me siguiera. Aquel lugar no era bueno para una pelea, ya lo había comprobado con Shinichi. Natsu iba a mi lado, con los sais en las manos, sin vacilar ni un momento.
Esperaba que todos nuestros compañeros se unieran a la batalla.
Seguro que alguno de ellos, daba igual si fuera el cobarde, Yoru o Shinichi, sabía un lugar adecuado para la lucha.
Me dirigí al desconocido.
-Fijate si soy gentil que te dejo elegir el lugar en el que morderás el polvo.
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Reika- Estudiante de Tercero
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 26/03/2010
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